sábado, 19 de abril de 2014

Estudio revela que creció riesgo cardiovascular en Ica, Trujillo y Arequipa

 
  • Cambios de estilo de vida generaron esta situación, informa INEN
 Lima, abr. 19. El riesgo de enfermedades cardiovasculares se elevó de 17% a 20% en Ica, Trujillo y Arequipa, ciudades que están experimentando un importante crecimiento económico, lo que viene acompañado de cambios de estilos de vida generalmente desfavorables para la salud, advirtieron hoy médicos especialistas.

Foto:ANDINA/archivo
Al presentar su libro “Riesgo y Prevención Cardiovascular”, el doctor Enrique Ruiz Mori, jefe del Servicio de Cardiología del Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN), dijo que esta situación se está tornando peligrosa para la salud de dichas poblaciones.

“En los estudios realizados pudimos observar que en Ica, Trujillo y Arequipa se está incrementando en forma peligrosa el alto riesgo, en un tiempo aproximado de 5 años. Esta es una cifra bastante alta y preocupante”, señaló al precisar que Lima y el Callao ya tienen alto riesgo. 

Explicó que este incremento coincide con el reciente desarrollo económico industrial de tales regiones, fenómeno que viene acompañado de diversos estilos de vida, que generalmente son desfavorables para la salud cardiovascular.

Según indicó, las investigaciones efectuadas para elaborar su libro (Tornasol I y Tornasol II) abarcaron a 26 ciudades y a más de 14 mil personas evaluadas en cada estudio. En base a ello se sabe que la hipertensión arterial en el Perú tiene una prevalencia del 27% y la hipercolesteriolema se incrementó de un 10% a un 13%.

“Felizmente el tabaquismo disminuyó de un 26% a 23%. Este último resultado demuestra que si se establecen programas de prevención adecuadamente diseñados y estructurados, se puede lograr la reducción de cualquier enfermedad, incluyendo las cardiovasculares”, refirió Ruiz.

Asimismo, en el Registro Nacional de Infarto se observa que la hipertensión arterial es el factor más frecuente en el paciente infartado. Más del 70% tienen este problema, y más del 50% de la población infartada se caracteriza por tener 2 o 3 factores de riesgo.

Tratar una enfermedad crónica es muy costoso, pues genera una pérdida de la economía, no solamente personal sino de toda la familia. “Un infarto reduce un 30% la economía del sector familiar. La prevención es menos costosa y puede ser eficaz para controlar diversas enfermedades”, recomendó.

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