miércoles, 29 de octubre de 2014

Un acercamiento a la iconografía regional


Escribe: Alfonso Bernable Naupa 

Guapa mujer Ayacuchana viste un traje 
típico de su tierra. Foto: RedRímacNoticias.
Nuestro país es un destellante crisol de culturas regionales que tienen en sus trajes y vestidos una de sus características más notorias. En la iconografía de los trajes y vestidos tradicionales se palpa, se siente y se aprecia la memoria colectiva de las diversas generaciones que plasmaron su armoniosa relación con la Pachamama, la flora, la fauna y sus Apus tutelares. Allí podemos encontrar desde un chilliku (grillo), las hojas del trebolchay, los Apus Mayu y Amaru, entre otros. También podemos encontrar hechos históricos y la inquebrantable fe del runa. De esta manera los trajes y vestidos tradicionales son portadores de la memoria e identidad colectiva de un determinado pueblo. Todo traje o vestido tradicional tiene implícitamente una connotación simbólica para quien lo usa, asimismo, actúan como un agente de cohesión social, delimitando la pertenencia del grupo social. Por consiguiente, cada distrito y cada pueblo de nuestro país tiene en sus trajes y vestidos, su legado histórico más preciado que pervive y lucha por mantener su esencia ante los empellones de la moda que impone la modernidad occidental.

En nuestra cultura tradicional no existe el “arte por el arte” o del “arte puro”. Lo bello acompaña a lo instrumental; por ello las prendas de vestir, los útiles, las herramientas y las vasijas se decoran para hacerlos más agradables y más humanos. Asimismo, se dice que “el mundo animal” es un invento del hombre andino que domesticó la llama y la alpaca, no por su carne sino para obtener lana, materia prima del tejido. 


La influencia occidental en algunos casos fue hábilmente asimilada por la población rural que enriqueció sus atuendos con productos de las fábricas citadinas, por lo tanto la memoria histórica de los trajes y vestidos tradicionales de nuestro país es un libro abierto que nos invita a escudriñar y conocer los usos y costumbres, así como las diversas cosmovisiones regionales. La influencia occidental en algunos casos aceleró su evolución y en otros dio lugar a la aparición de variaciones, enriqueciendo más nuestro acervo cultural plasmado en los atuendos tradicionales. 
Diversos trajes y vestidos en el frontis del salón Paracas del Mueso de Nación, cede del Ministerio de Cultura. Foto: RedrímacNoticias.

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