domingo, 30 de marzo de 2014

Ritmos del altiplano


Manuel Acosta Ojeda 
Compositor


El departamento de Puno destaca por ser el lugar de origen de numerosas danzas y temas típicos que enriquecen el acervo del país.

La música popular, me ha hecho recoger gran parte del Perú, enternecerme ante la sonrisa de los niños con caritas chaposas, llorar de impotencia ante la pobreza, asombrarme del coraje que tienen nuestros paisanos.

Por eso lo que hoy les contaré no está basado en lo que dicen los libros, sino en lo que pude vivir. Hablaremos de la riqueza musical y de las danzas del departamento de Puno. No conozco otro departamento en el Perú que tenga siquiera la tercera parte de las danzas populares y tradicionales que se bailan en Puno. Dicho esto con el inmenso respeto que merecen todos los departamentos.

Se sabe que existen aproximadamente 350 danzas debidamente clasificadas con su propia música, trajes y coreografías. Creo que este bagaje cultural en arte musical no es autóctono de la meseta del Collao, se debe al mestizaje de los incas con puquinas, collaguas cabanas, lupakas, charankas y otros.

Histórica variedad
Los mitmaccunas eran los habitantes de las culturas avasalladas por el expansionismo inca, transmigrados desde su tierra natal hasta la inhóspita "altopampa". Instintivamente se dieron cuenta de que los incas querían acabar con su querencia, y por eso le pusieron música a sus sueños y bailaron con las sombras de sus antepasados. Sabían que ellos los habían arrancado de su tierra, a la que jamás volverían, pero también que no podrían borrarles sus cantos y bailes.

La inevitable influencia de la música y las costumbres de los habitantes de los reinos collas se mezcló con las querencias de los mitmaccunas, y esto, sumado a la cultura de las etnias españolas –de los andaluces y la de los vascongados– que se asentaron en la zona, y a la de los negros esclavizados, produjo la increíble belleza musical de Puno.
Cuenta la leyenda que en los yacimientos mineros, junto con el oro, la plata y otros metales preciosos, descansan feroces guardianes con forma de demonio y, cuando los mineros se acercan a la veta más rica, aparecen en el socavón y exigen sacrificios para calmar su ira y no exterminar a los excavadores.

En Puno, los españoles más dedicados a la minería eran los andaluces, llamados también 'vicuñas'. De ellos que se dice serían los creadores de la diablada, para aplacar la cólera de los espíritus diabólicos que causaban los derrumbes de los túneles y las misteriosas muertes de los mineros que iban adelante.

Para halagar la vanidad de los diablos se vestían con máscaras y atuendos lujosísimos imitando la cara y el cuerpo del demonio. Los caporales eran los diablos principales y llevaban en la ropa perlas y pedrería, relucientes monedas de plata y capas cosidas con hilos de oro y plata. Luego las 'chinas supay' o 'chinas diablas', diablos menores que representan los pecados, el 'viejito' y el arcángel Gabriel.

Ciudad del lago

Ciudad del lago sereno
que descansa en los brazos del Ande
Como la prenda querida
en los brazos de su tierno amante.
Al evocarte lleve este canto
todita mi emoción.
Al evocarte lleve este canto
todita mi emoción.

Ciudad del lago divino
cuna noble de un gran fundador
Guarda en sus aguas profundas
el pasado de una tradición
Al evocarte lleve este canto
todita mi emoción
Al evocarte lleve este canto
todita mi emoción.

Puno, Puno tierra querida
Ciudad de ensueño de mi corazón.
Tierra de artistas y de poetas
Que brillan como el Sol.

Música: Jorge Huirse Reyes
Letra: Enrique Portugal

No hay comentarios:

Publicar un comentario