¿Debacle electoral del APRA?

Nestor Roque Solis *

Se avecina la debacle al partido aprista en los comicios municipales y regionales del próximo 3 de octubre. Igual destino le aguarda en las presidenciales del 2011, donde el Presidente Alan García, con todo el poder en sus manos, apuesta por una derrota o en todo caso por no presentar candidato, con la finalidad de evitar sombras negras y tentar un tercer periodo en el 2016.

Sólo hace unas semanas el Presidente García dispuso el retiro de la candidatura de Carlos Roca a la alcaldía de Lima Metropolitana por su ridícula intención de votos del uno por ciento, y para el 2011 apuesta abiertamente por Keiko Fujimori o bien por Castañeda Lossio, para que le cuiden las espaldas de juicios por corrupción en su segundo mandato que, de manera similar al primero, finaliza infestado de corrupción.

El segundo gobierno de García Pérez fue igual al de Alejandro Toledo en materia económica, pero sin matanzas y con la diferencia de los altos índices de corrupción en el partido y las instituciones de gobierno que los medios sacan a luz todos los días, a pesar de la millonada de gastos en publicidad y el canal del Estado al servicio del partido de la estrella.

Faltando menos de un año para que termine el mandato del régimen nadie sabe cómo puede aún mantenerse en pie, el  territorio nacional parece convulsionarse: sindicatos, movimientos regionales, campesinos, pobladores y clases medias apelan a la denuncia pública en movilizaciones de una amplitud como no se veía en más de un lustro en tanto que el primer ministro Javier Velásquez Quesquén trata de apagar el incendio firmando acuerdos que muchas veces no se cumplen con la contraparte. 

Alan García se va de Palacio el 28 de julio del 2011 sin haber cumplido ninguna de sus ofertas electorales del 2006:

• Tributación progresiva
• Sierra Exportadora
• Agua para Todos
• Techo Digno
• Impuestos a las sobreganancias de las mineras y Bolsa de Valores
• Eliminación de la renta básica telefónica
• Revisión y debate del TLC con los Estados Unidos
• Libre desafiliación de los fondos privados de pensiones
• Eliminación del empleo precario
• Retorno a la Constitución de 1979
• Reducción de la pobreza e inversiones en salud, educación y empleo.

Nadie duda que la economía peruana mantenga su bonanza económica. Tiene más de una década con crecimiento económico y para este año 2010 se prevé un 6% en el PBI, mayor al promedio de otros países latinoamericanos que apenas se proyectan un 3%.

Las exportaciones mineras, baluarte de la economía, comienzan a recuperar su nivel después de la crisis internacional. La balanza comercial muestra un superávit en millones de dólares. Creció la recaudación fiscal y el crecimiento de la demanda de crédito, alentada por la construcción y la infraestructura vial. Las reservas superan los 32 mil millones de dólares; la inflación se mantiene controlada y las inversiones aumentan en las regiones del Perú.

Desnutrición crónica afecta al 25 % de la población

Pero con toda esta bonanza en la caja fiscal, García Pérez no ha podido superar la desigualdad, el desempleo, los bajos salarios, la miseria: en el Perú mueren de hambre cincuenta niños al día; la desnutrición crónica en cuatro regiones es de 45% y afecta al 25% de la población del Perú; cinco millones de personas viven en extrema pobreza y quince millones sobrevive en medio de la pobreza.

En el plano laboral, sólo el 25% de la PEA tiene empleo estable, dos millones de niños trabajan, el 7% de los niños en edad escolar no van a la escuela, el 65% de los trabajadores no goza de salario mínimo. El salario en 2006 equivalía al 86% del salario de 2010 y sigue cayendo, mientras la economía creció un promedio de 5% en los últimos 20 años.

El gobierno tiene la marca del corto plazo, va apagando los incendios de los conflictos sociales que su inacción provoca. Su voracidad desmedida por beneficiarse del erario público ha dado lugar a una sucesión de denuncias que ha provocado la escandalosa renuncia de varios ministros, altos funcionarios y magistrados, así como la destitución de los cuatro miembros del Tribunal Constitucional, la suspensión del mandato de una docena de congresistas por el Tribunal de Ética del propio Congreso y denuncias contra diversos legisladores de casi todos los grupos políticos.

La corrupción y el incumplimiento de las promesas electorales han generado desconfianza en los ciudadanos. Nadie tiene confianza en el Congreso, el Poder Judicial, el Ejecutivo ni en los propios partidos políticos por su entraña tarifada.

A diario se movilizan por mejores condiciones de vida y de trabajo los sindicatos de la minería, construcción, educación y salud; los gobiernos regionales y locales; los campesinos a quienes pretenden despojar de sus tierras para entregarlas al gran capital, y los comuneros afectados por la contaminación de las actividades mineras.

En su primer gobierno, García Pérez aumentó la violencia política con miles de asesinatos y desaparecidos, se produjo una hiperinflación devastadora y la mayor corrupción del siglo XX que registra la historia del Perú desde el aparato del Estado y del partido gobernante.

El segundo gobierno del Presidente García nos deja un balance macroeconómico en azul, pero en el desarrollo del programa social humano y en el cumplimiento de sus promesas electorales está  lleno de notas rojas a pesar de sus encantadores mensajes mediáticos.

El Apra no tiene candidato para la alcaldía de Lima Metropolitana ni tampoco para la Presidencia de la República, porque García Pérez quemó de antemano a los presidenciales en el Ministerio del Interior: Alva Castro y Mercedes Cabanillas, en tanto que Jorge del Castillo se puso la soga al cuello por estar ligado a la mafia de la corrupción con empresas petroleras que condujo a la debacle moral y política a los candidatos de la estrella a lo largo y ancho del país.

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* "La derrota electoral del APRA"
* Presidente del Instituto de Gobernabilidad IGDC
   Huacho, 30/08/10