- Afirma suboficial brigadier Ivonne Infante Chumpitaz
| Suboficial brigadier de tránsito, Ivonne Infante Chumpitaz Foto: ANDINA/Josimar Cóndor |
Lima, mar. 06 (ANDINA).
Tener jornadas de trabajo que la obligan a descansar solo cuatro o
cinco horas o el haber sido víctima de una balacera no han desanimado a
la suboficial brigadier Ivonne Infante Chumpitaz a seguir formando parte
de la Policía de Tránsito, institución para la que ha servido desde
hace 19 años y que le ha dado satisfacciones, antes que decepciones.
Integrante
de una familia con tradición policial (su abuelo y padre pertenecieron a
la institución) y madre de tres hijos, la suboficial señaló que su
labor no solo se limita a imponer papeletas o a dirigir el tránsito,
sino que va más allá al trasladar su papel de formadoras del hogar a las
calles, "donde antes de sancionar, deben enseñar valores".
Afirmó que esa cualidad de orientar a los demás que
caracteriza a las mujeres policías de tránsito permitió mejorar la
imagen de esta división, pero también reconoció que la institución ha
sido afectada por algunos malos efectivos involucrados en casos
de corrupción.
Infante Chumpitaz sale de su hogar en el Callao
cuando los ciudadanos en general aún descansan (05.45 horas), y se
dirige a un edificio de la avenida Javier Prado, desde donde coordina
con otras policías el tránsito en esa vía, una de las más importantes de
Lima.
“Una policía de tránsito que también es madre termina
acostándose pasada la medianoche. Nuestro trabajo puede terminar a las
22:00 horas, pero en la casa nos ocupamos de nuestros hijos”,
comentó
hoy Infante Chumpitaz a la agencia Andina, a dos días de celebrarse el Día Internacional de la Mujer.
La suboficial brigadier, que antes ha servido en la
Policía de Turismo y Seguridad del Estado, comprende que los conductores
pueden tener conductas inapropiadas por el estrés y el tráfico, pero
aseguró que no se amilana y sabe cómo enfrentar esas situaciones.
Paradójicamente, Ivonne Infante tiene más altercados
con las mujeres al volante que con aquellos del sexo opuesto porque,
según considera, los hombres han aprendido a respetar a las policías
gracias al carácter que ellas van formando con los años.
La labor que cumple en el mirador de tránsito de la
Av. Javier Prado con Paseo de la República, y antes a pie, en moto y en
una caseta es muy intensa, porque tanto conductores como peatones están
pendientes de sus órdenes en horas punta; sin embargo, la policía se
las ingenia para comunicarse con sus hijos.
“Como policía de tránsito te sientes muy útil, pero
igual las que somos madres nos preocupamos por los hijos. En los
momentos libres que nos corresponde hablo con mis hijos por celular, me
interesa lo que hacen o si están bien”, señala.
Si bien una policía de tránsito puede enfrentar malos
ratos por el mal comportamiento de algunos conductores, Infante
Chumpitaz reconoce que el problema que sí podría generar el abandono o
cambio de trabajo es contraer alguna enfermedad.
La suboficial que cumple el régimen de 24 por 24
horas (un día de trabajo y otro de descanso) señala que algunas policías
de tránsito se ven obligadas a cambiar de división para recuperarse de
enfermedades respiratorias y otras contraídas como consecuencia del
trabajo diario en las calles.
Todas esas dificultades, sin embargo, no han hecho
que Ivonne Infante Chumpitaz piense ni un solo instante en abandonar la
institución policial que, en su momento, también acogió a su abuelo,
padre y esposo, quien comprende sus largas horas de servicio y es su
soporte en el hogar.







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