lunes, 9 de abril de 2012

Aislados ataques narcoterroristas en VRAE serían respuesta a presión de FFAA



  • Estima ex jefe del Comando Conjunto de Fuerzas Armadas                                          
ANDINA/archivo
ANDINA/archivo
Lima, abr. 09 (ANDINA). Los aislados ataques narcoterroristas en el Valle de los Ríos Apurímac y Ene (VRAE) son una respuesta a la presión que los subversivos están sufriendo por el incremento de las acciones de las fuerzas del orden, sostuvo hoy el ex jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, Jorge Montoya.


“El Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas está incrementando las acciones militares en la zona, y ello trae como consecuencia esta reacción de los grupos narcoterroristas que buscan hacerse notar y decir que aún tienen actividad”, explicó a Andina al referirse a los últimos ataques subversivos en el VRAE y que dejaron un oficial del Ejército fallecido.


Refirió que los últimos enfrentamientos de los narcoterroristas con las fuerzas de seguridad, en el VRAE, hubo resultados favorables para las Fuerzas Armadas, por lo cual pidió tener paciencia y confiar en que la estrategia aplicada es la correcta.

“Esto es un tema que toma tiempo, no es sencillo acabar con el terrorismo, se está avanzando por buen camino”, subrayó.

Respecto al secuestro de trabajadores de contratistas del Consorcio Camisea en la localidad de Kepashiato, provincia de La Convención, Cusco, por parte de presuntos terroristas de Sendero Luminoso, señaló que este tema debe analizarse con mucho cuidado.

“Puede ser una respuesta de estos grupos ante la presión que se está ejerciendo contra ellos; han salido de la zona de presión para decir acá estamos, no nos han eliminado”, agregó.

En ese sentido, señaló que esta última incursión contra trabajadores se trataría más de una respuesta mediática y publicitaria ante la presión de las Fuerzas Armadas.

“Hay que seguir con mano firme, adelante y no negociar con los delincuentes terroristas”, puntualizó.

En el VRAE, zona que incluye territorios de los departamentos de Cusco, Ayacucho y Junín, actúa una columna de remanentes de la organización terrorista Sendero Luminoso aliada con bandas de narcotraficantes, que aprovechan lo agreste de la geografía para esconderse y atacar a traición a los militares enviados para combatirlos.

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