lunes, 6 de junio de 2011

El Perú votó sin miedo y con esperanza de cambio



1) Directo al ánfora porque el voto de todos vale
por igual. Fue una fiesta que cierto grupo quiso empañar.
(2) Con optimismo, y alegría fueron a las urnas. (
3) El deber se cumplió de todas manera.
(4) “Busco dónde estoy para cumplir con mi deber”.
(5) Esperando el momento del voto.
(6) Observadores en plena refrigerio. El trabajo fue duro.
(7) Adiós a la tinta. Ayer fue la última vez que se usó
la tinta indeleble.
Desde temprano la ciudadanía se desplazó hasta sus locales de votación para cumplir con su deber cívico y con la esperanza de que se inicie en el Perú una etapa de cambios, inclusión y de oportunidades para todos. 

La democracia ganó. Y es que ayer se celebraron las elecciones presidenciales, correspondientes a la segunda vuelta electoral, y la población acudió a cumplir con su deber cívico sin miedo y con la esperanza que el próximo presidente haga los cambios necesarios a fin de tener un país inclusivo, igualitario y desarrollado. La democracia es, al fin y al cabo, el respeto por las minorías, el respeto por el otro, respetar los resultados electorales, gane quien gane. 

LA PRIMERA realizó un recorrido por los principales centros de votación, como colegios y universidades de la capital. En todo momento se comprobó un ferviente e inusitado ánimo de la gente
 por firmar su cédula, estampar su firma y manchar su dedo medio en la tinta morada. 

Lima amaneció con un clima grisáceo y algo desalentador, no equiparable a la voluntad de la población. En el Instituto Superior Tecnológico Carlos Cueto Fernandini, en Comas, las puertas se abrieron desde tempranas horas para los miembros de mesa y personeros. Personal de la ONPE informó que el proceso electoral en el centro educativo se desarrolló con total normalidad, donde se contó con 65 mesas de votación instaladas desde las siete de la mañana. 

Por su parte, los miembros de mesa se quejaron del refrigerio que recibieron durante la dura jornada electoral, que consistió en una lata de conservas, dos paquetes de galletas, una botella de agua y otra de jugo y dos caramelos de limón. Consideraron que para el trabajo que han desarrollado por más de quince horas, la alimentación fue escasa. Por ello, muchos de sus familiares se acercaron para llevarles un almuerzo a fin de tener un soporte para su sacrificada función.

De otro lado, una masiva y gratificante asistencia de personas mayores de edad y discapacitados se pudo observar en los centros de votación. Por ejemplo, en el Cercado de Lima, el colegio Melitón Carbajal, personal de la ONPE instaló mesas de votación en el patio principal para el traslado sin problemas de los longevos ciudadanos, quienes fueron los más animosos y enérgicos votantes, olvidándose por un momento de su impedimento físico. Cuando se les preguntó por quién votaron, de inmediato respondieron con el válido argumento de que “el voto es secreto”. 

En dicho centro educativo, se contó con 106 mesas y solo se reportó un incidente. Resultó que una electora que le tocó votar en la mesa número 039937 sufragó, pero a la hora de firmar lo hizo en otra casilla, que pertenecía a otra ciudadana. Cuando ésta acudió a realizar su acto ciudadano, vio que ya habían firmado por ella y avisó a los miembros de esa mesa sobre el hecho. Personal de Asociación Civil Transparencia señaló que finalmente se solucionó el problema y los dos votos fueron validados.

Una nota pintoresca de la fiesta elect
oral se dio en los alrededores de los centros de votación, en donde una multitud de comerciantes hicieron su agosto. Chicharrones de cerdo, papa con huevo, hígado frito, anticuchos, cebiche, entre otros potajes, eran consumidos ávidamente por los ciudadanos con todos sus familiares. 

Además, se presenció orientadores afuera de los locales de votación a quienes, por un nuevo sol, los ciudadanos podían consultar en qué mesa votaban.

Asimismo, personal de las Fuerzas Armadas resguardó los locales y mencionó que no hubo mayores incidentes, como, por ejemplo, votantes con signos de ebriedad o de haber consumido alucinógenos. 

El Perú ganó. Y la voluntad del pueblo como consecuencia. La sonrisa del votante promedio limeño era evidente luego de cumplir con su acto ciudadano, al salir del local donde le tocó sufragar.

Gabriel Mazzei
Redacción


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