lunes, 20 de junio de 2011

Municipios con canon minero vierten sus desagües al Rímac


Chicla, San Mateo y Matucana son los primeros en contaminar el río. Fueron reportados el año pasado, pero no han recibido sanción del Estado

ROXABEL RAMÓN

“Los que tienen que preocuparse son ustedes, los de Lima. Nosotros tomamos el agua de un manantial del cerro Chinchán. Los que toman el agua del río Rímac son los limeños”, responde –no se sabe si desde el egoísmo o el desparpajo– Rubén Angulo, gerente municipal de Chicla.



Chicla es el primer distrito cuya población arroja sus desagües domésticos, sin tratamiento, al cauce del río. Por cierto, el Hablador –como lo demostró recientemente este Diario– ya llega a Chicla envenenado por el exceso de metales mineros que lo corrompen más arriba, en las punas próximas a Ticlio.

Lo que Chicla empieza a sumarle al cauce del río es contaminación orgánica, básicamente fecal. Aunque este municipio recibe un importante canon minero y el Rímac pase por el medio de este pueblo, las autoridades locales –reelegidas este año– no han invertido en, por ejemplo, una planta de tratamiento para residuos líquidos.

La bonanza del pueblo se evidencia en moles de concreto. El nuevo y pomposo malecón de estilo indigenista contrasta con el paisaje ribereño de cientos de tubos de plástico que salen de la parte trasera de las casas y se hunden en el río para infectarlo.

“Lamentablemente, es así. El año pasado nuestro presupuesto participativo debía ser de S/.3 millones, pero solo recibimos S/.2 millones 600 mil. Por eso lo de la planta recién lo vamos a estudiar este año”, agrega el funcionario municipal.

SAN MATEO Y MATUCANA
Más abajo, hacia el kilómetro 94,5 de la Carretera Central y a 3.200 m.s.n.m., aparece San Mateo, la segunda población más importante en la cuenca alta del Rímac.

“Nosotros somos nueva gestión. La contaminación es responsabilidad de los anteriores”, zanja de entrada el gerente municipal, Carlos Bautista. Lo dice parado sobre un puente desde el que se ve más tubos de plástico saliendo de las casas y basura arrimada a la ribera del río. Mientras habla, olores fétidos emanan del torrente que pasa bajo nuestros pies. Quiere explicar por qué, aunque San Mateo cuenta con una modesta especie de planta de tratamiento –en verdad se trata de un reactor anaeróbico de flujo ascendente (RAFA)–, el Rímac queda más contaminado aun tras pasar por esa jurisdicción, de unos cinco mil habitantes. El mentado RAFA aparece en una curva de la carretera donde abundan moscones negros.

Contrariamente a lo que creen los vecinos de San Mateo, el RAFA está colapsado. A través de la malla que lo protege se hace evidente que es muy pequeño para sostener el volumen de los desagües que le llegan y que filtra los sólidos, pero el agua sucia corre directamente al río. “Le hacen falta mejoras. Pero este año no podremos hacer nada porque nuestro presupuesto general, que es de unos S/.2 millones, ya está asignado para otras cosas”, se lamenta el funcionario.

El Rímac, que en su camino cuesta abajo había ido sacudiéndose la mugre, volverá a ser infestado, a los 2.300 m.s.n.m., cuando atraviese Matucana. Acá le dará la bienvenida el túnel Grathon, de la minera Los Quenuales, el cual le añadirá abundante agua azulada cargada de cadmio y arsénico, como denuncióEl Comercio el último 13 de junio.

Después, el camal municipal de Matucana le sumará sangre y agua con grasa y pelos; se trata de restos de reses sacrificadas que van al río, tras pasar por una poza.

“Ese camal ha funcionado así 40 años. El año pasado pusimos una poza que filtra, pero las rejillas son muy grandes. Tenemos que mejorarla. El problema es que nuestra municipalidad no cuenta con muchos recursos”, argumenta el gerente municipal de Matucana, Walter Aguilar.

Luego cuenta que el año anterior su concejo recibió S/.1 millón 600 mil de presupuesto gracias al canon minero de toda la provincia de Huarochirí. Pero cree que la región Lima los debe ayudar a pagar una planta –de unos S/.400 mil– que trate los desagües de unas cuatro mil personas antes de ser vertidos directo al río como ocurre ahora.

ENSUCIAN SIN SANCIONES
Al salir de Matucana, el Rímac discurre cargado de metales mineros y coliformes fecales. Pero suciedades inimaginables están por venir camino a Lima y Callao.

El Comercio quiso analizar muestras de agua del Rímac en Matucana. Los resultados son para taparse la nariz: 230 mil NMP/100 ml de coliformes fecales, cuando lo permitido por los estándares de calidad ambiental (ECA)-agua es 2.000 NMP. Lo que suele provocar infecciones estomacales y cutáneas entre los habitantes de estas zonas.

Ninguno de los tres municipios mencionados ha sido sancionado por contaminar nuestra principal fuente de agua. Según los encargados de ello, los funcionarios de la Autoridad Nacional del Agua (ANA), la Ley de Recursos Hídricos (2009) aún no tiene una escala de multas para los contaminadores de ríos.

SEPA MÁS
En la cuenca alta del Rímac, también vierten sus desagües al río, sin tratamiento y sin autorización, las poblaciones San Jerónimo de Surco, Cocachacra, Ricardo Palma, Corcona y Cacachaqui, según la ANA.

La ANA halló que en el distrito de San Bartolomé sí se trata el agua residual y se reutiliza para el riego de cultivos de tunas.

Falta que esta entidad evalúe las cuencas media y baja del Rímac. De manera preliminar se sabe que el río Huaycoloro es el tributario que más contamina ese río en su zona baja.

La ANA informó ayer que, pese a la falta de un cuadro de sanciones, ya inició proceso contra tres empresas y dos municipios de la cuenca del Rímac.

LAS CIFRAS
113 mil
Veces más de coliformes de lo permitido contiene el Rímac tras su paso por Chicla, San Mateo y Matucana. *
154*
Vertimientos de aguas residuales domésticas en la cuenca alta del Rímac reporta la ANA en su informe 002- de noviembre último.

Fuente: El Comercio 

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