domingo, 11 de diciembre de 2011

Una historia por esclarecer



  • Antropologo Forense José Pablo Baraybar

Como si los cuerpos de los emerretistas muertos en la residencia del embajador del Japón por un comando militar en abril de 1997 hablaran después de 15 años, el antropólogo forense José Pablo Baraybar ratificó que ocho de los 14 subversivos tenían orificios de bala en la nuca, al declarar el pasado miércoles en el juicio que se sigue en la Base Naval del Callao a Vladimiro Montesinos, Nicolás Hermoza Ríos y Roberto Huaman Azcurra por presuntos crímenes registrados en la exitosa operación rescate. 

(1) José Pablo Baraybar, en busca de la verdad. (2) El rescate fue exitoso, pero Baraybar cree que hay cosas por esclarecer. (3) La masacre de Putis, emblema del salvajismo
“Los ocho presentaban disparos en la línea media posterior del cuello, de atrás hacia adelante”, afirmó el especialista, lo que abonaría a lo que escribió en un libro el rehén japonés Hidetaka Ogura, quien afirmó haber visto a tres subversivos rendidos. Existe también la versión de que algunos recibieron el tiro en la nuca cuando ya estaban muertos. 

“El tema es inmaterial en la medida en que si tienes 25 balazos encima es muy probable que estés muerto, por lo tanto si bien un disparo en la nuca en 8 de 14 representa un patrón habría que preguntarse cual fue la intención de dispararle a alguien que probablemente estaba muerto”, dice el director del Equipo Peruano de Antropología Forense (Epaf).

La Comisión de la Verdad y Reconciliación precisa en su informe final que “según se advierte del informe pericial médico legal, de los catorce cadáveres examinados, ocho presentaron lesiones por proyectil de arma de fuego, con ingreso por la región posterior del cuello, comprometiendo vértebras cervicales. Los orificios de salida se ubicaron en la región anterior o lateral de la cabeza. Se determinó que su dirección fue de atrás hacia delante y que la frecuencia y repetición de este tipo de lesiones en la cabeza y cuello, determinaban un patrón lesional, permitiendo inferir que los victimarios, a decir de los peritos, se encontraban situados detrás de la víctima”23.

¿HUBO REPASE?
El citado informe precisa en otra parte “la información obtenida durante la investigación del Ministerio Público permite afirmar que la orden de rematar a los subversivos formaba parte del modo de operación que se empleó durante las acciones de rescate de los rehenes. En este sentido resulta ilustrativa la declaración del Teniente Coronel EP Luis Alberto Donoso Volpe, integrante del Equipo Delta, Grupo 5, quien ante el Ministerio Público describió la técnica de Tiro Instintivo Selectivo empleada durante el operativo, según la cual se dispararon contra los subversivos “un aproximado de dos a tres balas por comando y uno de los comandos se encarga de verificar si se encuentra vivo o muerto el delincuente y de acuerdo a la técnica efectuar el tiro de remate”. El citado oficial precisó que “de acuerdo a la técnica si estaba con vida el delincuente se le daba el tiro de remate”-

Precisamente en base a la posible ejecución de subversivos rendidos, los familiares de algunos emerretistas e instituciones de derechos humanos iniciaran hace cerca de 10 años acciones penales contra los principales responsables del promocionado operativo Chavín de Huantar, es decir Vladimiro Montesinos, Nicolás Hermoza Ríos y Felipe Huamán Azcurra. Sin embargo hasta el momento el proceso ha sufrido una serie de dilaciones y postergaciones por acción de los abogados de los mencionados.

En una parte de su libro “El diálogo obstruído” publicado en Japón y que reprodujo parcialmente la revista Caretas, Ogura relata “nos vimos obligados a bajar por una escalerilla que el cuerpo especial colocó en la terraza. Yo fui el antepenúltimo (...) en asirme a la escalerilla. En ese momento vi (...) detenidos a Cynthia y otro guerrillero (no pude ver su cara). Cynthia gritaba. No pude captar bien si decía `No lo maten’ o `no me maten”.

Luego escribe “Todos los rehenes que estábamos en la habitación ‘I’ fuimos conducidos hacia la casa contigua por el túnel por el cuerpo especial. Ahí vi a `Tito’, el número dos, tirado en el suelo con las manos amarradas atrás. De esta escena he sido testigo junto con diez rehenes japoneses y siete rehenes peruanos. La casa vecina donde fuimos (...) a refugiarnos estaba resguardada por el cuerpo de la Policía Nacional, pero `Tito’ fue llevado de regreso a la residencia del embajador Aoki”.

COMPROMETIDO 
Baraybar conversó con LA PRIMERA sobre su trabajo y los riesgos que conlleva, a poco de llegar a Lima después de haber participado en la Corte Internacional de La Haya, como perito internacional en el juicio a Radovan Karakzic, quien fuera presidente de la republica Srpska (parte de la ex Yugoslavia), acusado del genocidio de ocho mil personas en tres días, y a punto de partir a la tenebrosa ciudad Juárez en México a entrenar forenses,.

“Para muchos no es una profesión precisamente amigable. En Kosovo estuve con seguridad. Acá hace 20 años en la época de Fujimori fui amenazado y después en una oportunidad ingresaron a mi casa y lo único que se llevaron fue mi computadora”, declara.

Egresado de Arqueología de San Marcos y con maestrías en Bioarqueologia, Paleopatología y Antropología Forense en universidades de Inglaterra, Italia y Estados Unidos entre otras, acaba de publicar en castellano e ingles, con la especialista norteamericana Erin Kimmerlf, el libro “Traumatismos Óseos. Lesiones ocasionadas por violaciones a los derechos humanos y conflictos armados” que es solicitado en diversos países por tratarse de un tema que involucra a muchos estados. 

El texto reúne trabajos de 26 profesionales, sobre sus experiencias en varios países. Del Perú hay un par de casos, uno de ellos el de los emerretistas muertos en la Embajada de Japón.

EXPERIENCIA
José Pablo refiere que desde la década de los 80 trabaja en todo lo referente a huesos humanos, primero de antiguos peruanos, particularmente los hallados en las huacas Maranga y que pertenecieron a la cultura Lima y después en restos de personas fallecidas en el pasado conflicto interno.

“Por un tema de solidaridad me involucre desde 1983 en el tema de derechos humanos, que considero debe interesar a todos; en un principio decidí colaborar con Amnistía Internacional, después fui llamado a trabajar en países como Haití, Ruanda, Camboya, Sri Lanka, Colombia, Guatemala, Francia, la ex Yugoslavia, Los Balcanes, formando parte de tribunales internacionales”.

En el 2001 y como una forma de colaborar con las familias que buscaban a sus seres queridos desaparecidos, fundó el Epaf con profesionales de distintas disciplinas pero al mismo tiempo, entre idas y venidas, dirigió entre el 2002 y el 2007 la Oficina de Personas Desaparecidas y Ciencias Forenses en Kosovo.

CABITOS Y FOSAS
Baraybar y su equipo del Epaf se dedicaron en los últimos años a la investigación de restos hallados en diversos lugares de Ayacucho, uno de ellos en el ex cuartel Los Cabitos, nombre tenebroso para muchas familias que vieron entrar a sus parientes al lugar y nunca más supieron de ellos.

“En Cabitos hemos encontrado en un primer momento huesos de 15 personas, todas con traumas como costillas rotas y lesiones con armas de fuego. Actualmente trabajamos en Racalla y Putka, en este último lugar se produjo una matanza dos semanas después de lo de Putis, hay 39 cuerpos, la mayoría de niños que fueron degollados, es dura la labor uno se siente muy cerca de los fallecidos. Es triste decirlo pero este es un país lleno de fosas humanas”.

SEGÚN CVR
Aún hay 15,000 desaparecidos
Entre los años 1980 y 2000, muchas familias peruanas perdieron a sus seres queridos a causa del conflicto armado interno. Aproximadamente unas 15 mil personas aún siguen sin ser encontradas. 

“En respuesta a esta situación Epaf impulsa procesos de reconstrucción de la memoria como la creación de redes de cooperación entre las familias, lo que implica formación de asociaciones en las cuales las familias se reconocen como victimas con derechos y definen programas de acción para responder ante el Estado. También el establecimiento del perfil biológico y social de los desaparecidos que son registrados en una Base de Datos Antemortem, información imprescindible para la identificación de las personas que puedan ser halladas en el futuro mediante investigaciones antropológicas forenses.”

De acuerdo con el informe la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, más del 75 por ciento de las victimas del conflicto eran habitantes de zonas rurales, indígenas y pobres. 

“Esta posición de exclusión los expuso a actos de extrema brutalidad durante la guerra y en la actualidad sigue obstaculizando su capacidad de encontrar voz y hacer valer sus derechos. Debido a ello en las comunidades donde se ha establecido vínculos con familias, Epaf esta impulsando la realización de proyectos de desarrollo socioeconómico para prevenir la violencia y garantizar la no repetición de la misma”, dice el documento.

INFORMES FORENSES
Giusti, Valer y Jiménez muertos por fuego amigo
Baraybar se refiere a informes escritos de forenses de la Policía Nacional, en el que manifiestan que tanto Carlos Guisti, vocal de la Corte Suprema, como el teniente coronel Juan Valer Sandoval y el teniente Raúl Jiménez, murieron por proyectiles disparados por los comandos que ingresaron a la embajada a liberar a los rehenes y no por disparos de los emerretistas como afirmó entonces el gobierno Fujimorista.

“Después de un estudio exhaustivo sobre los cuerpos del civil y los dos militares, que fueron exhumados en el 2001, lo que no se hizo con los restos de los emerretistas, el informe policial revela que el civil y los dos militares murieron por armas de fuego que no pertenecían al calibre de las armas usadas por los rebeldes, quienes tenían AKM 7.62, mientras los comandos usaron subametralladoras HK de nueve milímetros catalogadas como de bajo calibre”.

De otro lado la misma Policía escribió en su informe que de los 14 emerretistas de la Embajada de Japón solo seis hicieron uso de armas de fuego.

DESAPARECIDOS
Putis, la barbarie
En el 2008 nuevamente el Perú se conmovió al conocerse la matanza de Putis, cometida 25 años antes por agentes del Estado del centro poblado del distrito San José de Santillana, en la provincia ayacuchana de Huanta. 

Epaf logró recuperar 92 restos humanos de una fosa ubicada en la propia comunidad donde se encontraron cuerpos de varios niños. En el 2009 la organización humanitaria restituyó los cuerpos a sus familias que por fin les dieron un entierro digno. Se presume que sólo en esa zona desaparecieron 400 personas.

Epaf declara que promueve el derecho a la verdad, justicia y garantías de no repetición en casos de desaparición forzada y ejecución extrajudicial. “Nuestra estrategia se basa en el empoderamiento político y social de las víctimas o sus familiares así como en la investigación y capacitación en antropología forense. De esta forma Epaf contribuye a la consolidación de la paz y el fortalecimiento de la democracia en contextos donde se han cometido graves violaciones a los derechos humanos a nivel nacional e internacional.”

“Epaf realiza investigaciones en los distintos campos de la antropología forense con fines judiciales y humanitarios para lo cual provee servicios de peritaje forense que comprenden exhumaciones y exámenes post-mortem. De esta forma contribuye con las familias en su acceso a la justicia y encuentro de sus seres queridos para darles un entierro digno, cerrar su proceso de duelo y superar las secuelas psicosociales.”

Denis Merino
Redacción


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