- Crece la presión para que Humala indulte a Fujimori.
Augusto Álvarez Rodrich |
Medio año después de presentado el pedido de indulto para Alberto Fujimori, y ya contando con el informe sobre su salud, hay consenso en que el presidente Ollanta Humala no puede postergar mucho más esta decisión por la que será recordado en la historia.
El informe médico concluye que Fujimori no tiene cáncer pero sí un trastorno depresivo. Esto significa que el indulto no procede por no cumplir los requisitos del reglamento de gracias presidenciales. Incluso, la comisión podría cerrar el expediente sin elevarlo al jefe del Estado.
Pero a los presidentes no se los elige para rehuir las citas cruciales con la historia sino para encararlas con liderazgo y decidir por los principios. Eso debe hacer Ollanta Humala en vez de zafar la responsabilidad.
Hay quienes sostienen que, aun si le otorgaran el indulto, Fujimori no podría salir libre pues tiene otros casos pendientes. Otros creen que el eventual indulto podría implicar una denuncia al Perú ante la CIDH.
Pero otros consideran que el presidente es el único con la potestad absoluta de decidir un indulto, al margen de la ley y sin que el informe médico tenga un carácter vinculante.
Eso es errado, pero en esa dirección parece estarse moviendo el ambiente político, con expresiones que pretenden crear el contexto propicio para que Humala otorgue el indulto.
Para empezar, a favor del indulto está el 55% de la población nacional según Ipsos. En ese contexto, Keiko Fujimori ha pedido que la semana santa le traiga a Humala serenidad y sabiduría para indultar a su padre, mientras que el intento fujimorista de levantarle la sanción injusta al congresista Javier Diez Canseco parece corresponder al mismo plan.
El Apra también presiona por el indulto, incluyendo declaraciones de Alan García, Armando Villanueva y sus congresistas, apostando, seguramente, a quedarse con algunos votos fujimoristas en la elección 2016.
Y Lourdes Flores propone crear el arresto domiciliario para condenados, pero dice que debe respetarse cualquier decisión presidencial.
Hay, en teoría, una red de protección que pareciera promover el indulto a Fujmori. No es así, sin embargo, como debe decidir un jefe de Estado que se maneja por principios en lugar de intereses. Lo correcto sería que el indulto sea negado por no existir el fundamento para otorgarlo.
Si, a pesar de ello, el presidente Humala optara por el indulto, debiera ofrecer una explicación al país y a las familias de los asesinados, así como una justificación convincente de por qué iría contra el fallo más importante en la historia de la justicia peruana que condenó a un presidente por asesinato y corrupción, y cuya firmeza ya no podrá ser borrada ni siquiera por el indulto más generoso que se pueda otorgar.
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