- Menores deben ser evaluados preventivamente entre los 3 y 5 años
Aconsejan realizar chequeo oftalmológico preventivo en menores cuando padres presenten problemas visuales. Foto: ANDINA/Carlos Lezama |
Lima, jun. 01 (ANDINA). Los niños cuyos padres tienen problemas de visión, como miopía, astigmatismo o hipermetropía, presentan un 100 por ciento de riesgo de sufrir esa misma condición, por lo que deben ser llevados al oftalmólogo entre los 3 y 5 años para un chequeo preventivo, advirtió hoy el Instituto Nacional de Oftalmología (INO).
José Enrique Montjoy Patroni, director adjunto de la citada institución, refirió que está probado que si ambos padres tienen problemas de visión existe casi un 100 por ciento de posibilidad de que el hijo presente la misma situación, pero si solo uno de ellos tiene el problema, el riesgo se reduce a la mitad.
“Por ello, resulta importante que los padres estén informados al respecto, sobre todo, si tienen algún problema de visión. De ser el caso, obligatoriamente, a partir de los 3 años el menor debe ser llevado al especialista y saber si tiene o no un error refractivo heredado de los padres”, dijo a la agencia Andina.
Refirió que, a nivel nacional, el 3% de la población en etapa escolar; es decir, unos 240,000 menores sufren de algún error refractivo como miopía, astigmatismo o hipermetropía.
No obstante, indicó que las enfermedades visuales más frecuentes en nuestro medio son la miopía (visión incorrecta de objetos lejanos) y el astigmatismo (visión borrosa de los objetos), las cuales pueden ser corregidas con el uso de lentes.
“Estos problemas generalmente tienen un componente genético, por ello el primer factor que debemos saber si existe un error refractivo es conocer si alguno de los padres usa o no lentes”, puntualizó.
El especialista refirió que la miopía y el astigmatismo revisten “mucha preocupación” porque ambos limitan la visión de lejos y, por lo tanto, pueden traer consigo una serie de inconvenientes en el escolar.
Entre estos están la dificultad para observar la explicación de las clases en la pizarra, acercarse exageradamente a los objetos para verlos o cerrar los párpados para afinar la visión.
“Un problema de integración o de deserción escolar puede deberse también a que el niño tenga dificultades en la visión. Los padres muchas veces suelen confundirse con problemas de conducta o falta de atención”, anotó.
Síntomas
Montjoy Patroni refirió que los indicadores más frecuentes de un problema visual en los menores son el parpadeo frecuente, sensibilidad ante la luz, déficit de atención, dolor de cabeza, visión borrosa, cansancio y problemas de interacción con otros niños.
El ojo continúa desarrollándose hasta los 21 años, pero si el menor no es tratado oportunamente ante un problema visual éste puede seguir arrastrando el error refractivo en igual o mayor magnitud, advirtió el especialista.
“El menor que tiene un problema visual debe ser chequeado mínimo cada año, y lo más importante es que debe usar los lentes de manera permanente, de lo contrario, podría empeorar”, indicó.
También se requiere, agregó, que la medida de la visión del menor sea correcta y que use las gafas de manera adecuadas, lo cual significa que el centro de la pupila de los ojos tiene que estar alineada con el centro de la luna y que el anteojo esté bien sujetado al pabellón auricular.
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