viernes, 16 de agosto de 2013

TEATRO: “En la actuación lo único estable es la inestabilidad”


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  • Se presenta el libro Salvemos del Palais Concert
  • “En la actuación lo único estable es la inestabilidad”
  • Hombre de teatro cuestiona a quienes señalan que ir al teatro es caro. Protagoniza obra sobre la conveniencia de aplicar la pena de muerte.

Fidel Gutiérrez Mendoza. 
fgutierrez@editoraperu.com.pe

Encontramos a Carlos Gassols en el teatro La Plaza, poco antes de una de las funciones de Doce hombres en pugna, obra que cuestiona la pena de muerte. El experimentado actor lamenta que muchos peruanos no valoren bien la actividad teatral.

Su personaje en Doce hombres en pugna, ¿cómo afronta la posibilidad de condenar a muerte a alguien?

–Es un personaje muy observador. En cierto momento dice que quizá pueda el acusado ser culpable, pero que no está seguro, por lo que quiere escuchar más argumentos.

Y Carlos Gassols, ¿está a favor de la pena de muerte?

–Es muy difícil responder eso con un sí o un no porque es una cuestión de raciocinio y emociones. Por principios podría decir que es algo irracional, pero también pienso que hay casos en que cualquier persona con sensibilidad piensa que se hace acreedora a esta pena la gente que perturba a una familia cometiendo asesinato o violación contra un niño. En fin. Es difícil ser juez y parte en estos casos, o ser juez de algo tan delicado.

En la actuación alguna vez debe haber asumido el papel de juez. Si viene alguien que recién empieza a actuar y le pide un consejo al respecto, ¿qué le dice?

–Que es una actividad difícil y que si realmente tiene vocación y talento (porque no hay cosa más frustrante que desear algo no teniendo aptitudes para hacerlo), luche; pero que tenga en cuenta que no puede descuidar tener otra actividad para poder sobrevivir.

¿Eso pasó en su caso?

–Desde luego. Como muchos actores me dedico a la docencia, a la publicidad y a otras cosas, porque en esta actividad lo único estable es la inestabilidad.

¿Cree que esa situación se mantiene en Lima?

–En un buen porcentaje de casos, afortunadamente, ya hay gente que no necesita recurrir a otras actividades; pero depende de la suerte que tengan. Hay muchísimos actores con talento que no trabajan en televisión y, como no lo hacen, no son mediáticos, y por eso no son llamados al teatro o el cine. A ellos no les queda más que dedicarse a otra cosa.

Eso que ha descrito es casi un círculo vicioso: lo mediático manda.

–Es cierto y lamentable. Hay jóvenes que estudian y llegan a participar en proyectos teatrales; pero son muy pocos, y a veces intentan entrar al cine y la televisión, y les cuesta mucho. Tienen que buscar gente que los recomiende. Otros tienen la suerte de estudiar en un taller con alguien conocido, y eso les da un nivel que les hace más fácil profesionalizarse  y ser llamados, porque sus maestros tienen poder mediático.

¿Usted tuvo algún padrinazgo en sus inicios?

–No. Yo empecé muy chico; a los 4 años.

Empezó a una edad muy temprana, pero ¿cuándo fue que empezó a hacer cosas a un nivel más profesional?

–De niño ya hacía teatro profesionalmente, y no era en veladas sino en temporadas en Chile, Argentina y Bolivia. Éramos alrededor de 22 muchachos.

¿Cuál ha sido el aspecto más difícil que ha encontrado en su vida como actor?

–Ver, ya adulto, que el público no asistía a los teatros. Hay salas que no tienen los medios para poder publicitar lo que hacen. Entonces, la gente no asiste y el actor tiene que enfrentarse a una enorme sala con solo el cinco por ciento de su capacidad llena.

¿Qué se siente sobre el escenario al ver un auditorio vacío?

–Una especie de desamparo y de frustración. Cuando viví en Buenos Aires vi que las familias tenían en su presupuesto familiar un rubro muy pequeño para ir al teatro por lo menos una vez al mes. Eso es educación. Cuando no hay eso, hay desamparo. 

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