jueves, 23 de octubre de 2014

Torito del aire


Con los aviones KT-1P se moderniza la instrucción de los futuros pilotos y se combatirá con mayor eficacia al narcotráfico, la minería ilegal y otras actividades ilícitas. La transferencia de tecnología coreana permitirá fabricar y vender estas naves. 


COOPERACIÓN PERÚ-COREA 

El martes, día en que fueron incorporados a la Fuerza Aérea, los KT-1P alzaron vuelo desde la pista de la base área de Las Palmas, el mismo lugar desde donde hace 75 años el capitán José Abelardo Quiñones hizo su primer vuelo como alférez graduado de piloto caza.

Con los números 400 y 402 sobre sus colas, los aviones de instrucción ofrecieron su primer “pasaje” sobre el estrado oficial, dibujaron “ochos” horizontales, simularon formaciones de combate, maniobras de patrullaje aéreo y ataque. Demostraron su eficiencia en el aire. Y fueron bautizados con un mote: “toritos”, por ser compactos y pequeños, aunque dotados de lo último en tecnología.

Salto generacional
El mayor Christian García-Blásquez comandó una de las naves y fue uno de los seis pilotos que escogió la FAP para que en Corea del Sur se empaparan de la tecnología de los KT-1P.

El equipo trabajó durante cuatro meses con especialistas de la empresa aeronáutica KAI y pilotos militares coreanos para calificar como instructores de estas naves. Viajaron también oficiales, suboficiales y técnicos con el fin de recibir instrucción en mantenimiento y reparación.

“Ni bien conocimos las naves, sabíamos que estábamos ante un salto generacional en tecnología. En Corea recibimos todos los conocimientos y ahora nos encargaremos de transferirlos a las nuevas tripulaciones de pilotos peruanos”, dice García-Blásquez, que ha piloteado los Tucano, de fabricación brasileña, y puede hablar con conocimiento sobre las grandes diferencias entre ambas naves.

En los KT-1P no hay instrumentos tradicionales. Tienen un sistema de navegación digitalizado que se visualiza por medio de tres pantallas y también el head up display o juego de espejos, donde es llevada esa información y que permite que el piloto se mantenga concentrado en su vuelo sin necesidad de mirar dentro de la cabina para consultar los tableros. El uso de esta tecnología permitirá a los instructores calificar a las tripulaciones en menor tiempo y con estándares internacionales.

La gran diferencia con los Tucano es que los KT-1P pueden realizar vuelos de noche muy eficaces, ya que los pilotos utilizarán visores nocturnos aun en condiciones de baja iluminosidad y con instrumentos dispuestos de manera cómoda en la cabina.

Coproducción en marcha
Se trata de dos de las cuatro naves de fabricación coreana que se ensamblan en los hangares de la base de Las Palmas, gracias al convenio entre el Perú y la República de Corea del Sur.

Después, otras 16 naves se coproducirán en los hangares limeños, por ingenieros peruanos y coreanos, lo que permitirá que el próximo año tengamos una moderna flota de 20 naves de instrucción. Es decir, la presentación del martes fue un día histórico porque el Perú, después de 80 años, vuelve a fabricar aeronaves. En la década de 1930 la compañía italiana Caproni construía aviones en el país, lo que se estancó con la Segunda Guerra Mundial.

Proyecto mayor
Los KT-1P son la punta de un proyecto mayor. El general FAP Carlos Chávez Cateriano, vocero de la Fuerza Aérea, explica que la coproducción es un proceso mayor.

El Perú ha comprado un “sistema de armas” a un costo de 208 millones de dólares, que incluye bancos de mantenimiento, paquetes de repuestos, publicaciones técnicas, entrenamiento para pilotos, simuladores y capacitación, y también “cuatro procesos de compensación industrial”.

El primero de estos procesos es la habilitación de cuatro hangares y la construcción de un edificio administrativo, ya en funcionamiento, en la base de Las Palmas. El segundo es la transferencia tecnológica para la fabricación de las aeronaves: hay cinco aviones en proceso de producción, hechos por manos peruanas, que se entregarán en abril de 2015.

Un tercer proyecto incluido es construir una nave no tripulada, para patrullajes de largos alcance y tiempo; que volaría hasta 20 horas seguidas. “Lo que nos permitirá hacer un patrullaje mucho más extenso en las zonas vulnerables como el Vraem, o Madre de Dios, por ejemplo, donde hay minería, tala ilegal y otras actividades ilícitas”, dice Chávez.

El último bloque de proceso de compensación es la construcción de un simulador de vuelo, que funcionará en Las Palmas. Será una transferencia técnica total coreana, lo que permitirá “ampliar el horizonte tecnológico del país, tanto en la fabricación de aeronaves como de otros elementos conexos relacionados con esta actividad”.

LA FAP trabajará en el futuro con algunas empresas, y, por lo pronto, ha llamado a los alumnos destacados de las escuelas técnicas profesionales para que se incorporen a esta cadena productiva. “De tal manera que no solo es un logro de la Fuerza Aérea, sino también del Perú”.

Por último, Corea autorizó la fabricación de más de 20 aviones tipo KT-1P; además, el contrato estipula que se pueden comercializar en otros países de la región. Así, la Fuerza Aérea proyecta fabricar y vender 200 naves de instrucción, con lo que despegará la industria aeronáutica peruana.

Las 20 KT-1P que estarán volando en breve se asignarán al Escuadrón Aéreo 512, de instrucción básica del grupo aéreo 51, en la ciudad de Pisco, cuyo lema es “El hombre fue hecho para dominar la tierra, aquí aprenden a conquistar el cielo”. (José Vadillo Vila)

Ficha técnica
cada nave cuenta con 3 pantallas que informan sobre la posición, navegación, armamento, sistemas del motor y otros.

208 millones DE DÓLARES invirtió el Perú para los próximos 30 años en la coproducción de aviones con Corea.

250 horas de vuelo, en promedio, necesitan registrar los nuevos pilotos con las nuevas naves de instrucción de la FAP.

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