- En el Día Mundial de la Arquitectura conoce construcciones prehispánicas que deslumbran al mundo
ANDINA/Daniel Bracamonte |
Lima, set. 30.
Por Luis Zuta Dávila
La arquitectura prehispánica peruana deslumbra no solo a los arqueólogos, sino también a los arquitectos de todo el mundo, principalmente por su notable diseño estructural, técnica constructiva, ejemplar utilización de materiales como la piedra y el adobe, localización estratégica, armonía con su entorno natural y conservación del medioambiente.
Estos atributos le han permitido perdurar en el tiempo y convertirse en notables ejemplos de conocimiento avanzado de diseño arquitectónico y de técnicas de edificación, así como cautivantes atractivos turísticos de primer orden mundial.
¿Cómo era la arquitectura prehispánica peruana?
Desde tiempos ancestrales los antiguos peruanos demostraron un conocimiento profundo y avanzado de cómo erigir sus construcciones, según el uso que iban a tener: templos religiosos, plazas y otros espacios de uso público, viviendas para la élite gobernante y funcionarios de alto nivel, moradas para la población en general, mausoleos y sepulcros, vías de comunicación terrestre como caminos y puentes, depósitos de alimentos y otros objetos de uso logístico, entre otras.
Teniendo en cuenta que el territorio peruano se divide en tres grandes regiones geográficas: costa, sierra y selva, las civilizaciones prehispánicas que surgieron en estos espacios definieron en primer lugar el material que iban a utilizar para sus construcciones.
En la costa las construcciones se hicieron sobre terrenos estratégicamente elegidos por su buena consistencia y estaban erigidos fundamentalmente con adobe y fibras vegetales que reforzaron los muros, columnas, dinteles y otros soportes de las edificaciones, volviéndolas resistentes a los movimientos telúricos que suelen ocurrir con frecuencia en el territorio peruano, un país sísmico dado que se encuentra influenciado por las placas tectónicas de Nasca y Continental que colisionan continuamente y liberan una gran energía. A ello se suman los diversos decorados con frisos en alto y bajo relieve que le confieren a estas edificaciones una belleza sin parangón en el mundo.
La Ciudad Sagrada de Caral, Chan Chan, Paramonga, los templos del Sol y la Luna, el complejo El Brujo, entre otros son preclaros ejemplos de este tipo de arquitectura que ha merecido en ciertos casos la declaratoria como Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco.
Los antiguos peruanos también elaboraban maquetas de las construcciones que iban a desarrollar, como lo demuestra un reciente hallazgo de una maqueta a escala, conservada casi a la perfección, y descubierta durante los trabajos arqueológicos realizados en el asentamiento El Molino, ubicado en el centro poblado del mismo nombre, que está situado en la margen derecha del río Supe, en la carretera que lleva a la Ciudad Sagrada de Caral.
En tanto, en la sierra las edificaciones eran hechas principalmente de piedra de cantera, en muchos casos labradas y trabajadas con maestría para que encajen perfectamente al levantar muros y soportes diversos de los templos, palacios de la élite gobernante y de los sacerdotes, predios para funcionarios y población en general. La piedra también era muy utilizada para la construcción de caminos como lo demuestra el Qaphaq Ñan o gran sistema vial andino que unió todo el Tahuantinsuyo, aunque fue iniciado mucho antes que existieran los incas.
Construcciones hechas por las civilizaciones Chavín, Wari e Inca a lo largo de toda la sierra peruana son ejemplos notables del alto grado de desarrollo arquitectónico alcanzado por nuestros ancestros.
Por su parte, en la selva las construcciones son generalmente realizadas con materiales vegetales, con diferentes tipos de madera extraída de los bosques amazónicos, así como hojas de palmera y otras especies vegetales para armar los techos que protegen a los moradores de las lluvias y a la vez permite el paso del aire, brindando frescura en ambientes muy calurosos y húmedos como los selváticos.
Sin embargo, en la ceja de selva es posible encontrar construcciones hechas en piedra como la ciudadela inca de Machu Picchu, patrimonio y maravilla mundial, así como Kuélap, emblema constructivo de la civilización chachapoya, que asombran por su portentoso diseño arquitectónico y resistencia el paso del tiempo.
¿Qué características tenía la arquitectura prehispánica peruana?
La arquitectura prehispánica peruana tiene como principales características:
-Diseño estructural: basado en figuras geométricas triangulares, circulares, cuadradas, rectangulares y trapezoidales que pueden observarse principalmente en las pirámides construidas por las culturas Mochica y Chimú, en la costa
norte; en los templos en forma de letra “D” como el complejo Wari en Ayacucho; en las plazas circulares de la Ciudad Sagrada de Caral, en costa central, entre otras.
-Elección de materiales: los antiguos peruanos conocieron a fondo la naturaleza que los rodeaba y supieron elegir materiales esenciales para sus construcciones, como la piedra de cantera y volcánica, como el sillar arequipeño; además de producir adobe con arcilla sometida a altas temperaturas; fibras vegetales de gran resistencia para la producción de puentes colgantes como Q’eswachaka, el último puente inca que se renueva cada año por las comunidades andinas. La madera fue otro material magistralmente utilizado por los antiguos peruanos, así como los metales (oro, plata y cobre) que sirvieron para elaborar elementos decorativos en palacios y templos religiosos.
-Ubicación estratégica: las construcciones prehispánicas peruanas que perduran hasta hoy y deslumbran al mundo están ubicadas en zonas estratégicas, próximas a ríos y otras fuentes naturales de agua que motivaron la construcción de acueductos y otras obras magníficas de ingeniería hidráulica que abastecieron del líquido vital a las poblaciones que ocuparon estas edificaciones.
-Armonía con el entorno natural y conservación ambiental: los antiguos peruanos aprendieron a convivir amigablemente con su entorno natural y buscaron siempre conservar el medioambiente. Por ello sus edificaciones estaban orientadas en dirección al sol y no dañaban los espacios naturales como bosques, valles, montañas, lagos, lagunas, entre otros cuyos recursos supieron aprovechar de manera sostenible sin depredarlos y actuando de manera resiliente frente al impacto del cambio climático y del fenómeno de El Niño y La Niña, por ejemplo.
Construcciones prehispánicas que asombran al mundo
En el Día Mundial de la Arquitectura repasemos algunos de las más reconocidas construcciones prehispánicas que deslumbran al mundo.
Machu Picchu
La ciudadela inca de Machu Picchu, el principal ícono turístico del Perú y Patrimonio de la Humanidad desde 1983, es una de las construcciones humanas que concita un gran interés en todas partes del planeta. Su imponente y enigmática arquitectura, edificada íntegramente en piedra sobre una escarpada montaña, a 2,430 metros sobre el nivel del mar, fue concebida como un gran centro administrativo, político y religioso.
Construida en el siglo XV por orden del inca Pachacútec, Machu Picchu es, según la Unesco, una obra maestra de arte, urbanismo, arquitectura e ingeniería de la civilización inca. Destaca en sus 32.5 hectáreas de superficie construida por una distribución bien planificada de funciones dentro del espacio, el control del territorio y la organización social, productiva, religiosa y administrativa.
Los monumentos de la urbe pétrea y sus características históricas están inmersos en un espectacular paisaje montañoso de excepcional belleza paisajística que muestra una relación armónica y estética entre la cultura humana y la naturaleza. Al cubrir una parte de la transición entre los Andes y la cuenca del Amazonas, el Santuario Histórico de Machu Picchu alberga una gran variedad de microclimas, hábitats y especies de flora y fauna.
La Unesco resalta también que el conjunto visual que une el sitio arqueológico con su entorno montañoso permanece casi intacto. A estos formidables atributos se suma el hecho que la elección de la ubicación de Machu Picchu no solo respondió a un criterio estratégico, sino también a un extraordinario conocimiento del terreno, donde se encuentran varias fallas geológicas, según revela un nuevo estudio publicado por la Sociedad Geológica de Estados Unidos.
La revitalizante energía que se percibe al recorrer sus instalaciones, constituye otro de los principales aspectos que cautivan a los visitantes y motivan a visitar y retornar más de una vez a este destino que es, desde el año 2007, una de las siete nuevas maravillas del planeta.
Kuélap
La joya turística de la región Amazonas es una ciudad fortificada, construida íntegramente en piedra, entre los siglos XI y XVI d.C., por la civilización Chachapoya. Se ubica a 3,000 metros sobre el nivel del mar, en la cima del cerro Barreta, situado en la parte alta del valle del río Utcubamba, en la provincia de Luya, a poco más de 70 kilómetros al suroeste de la ciudad de Chachapoyas.
Kuélap posee una arquitectura circular que se extiende a lo largo de casi 600 metros y tiene como perímetro una muralla que en algunos puntos alcanza los 19 metros de altura, lo que la convierte en una edificación prácticamente inexpugnable.
Existen tres entradas que permiten acceder al corazón de la fortaleza. En una de ellas los pasadizos van estrechándose hasta impedir que pase más de una persona a la vez, lo que facilitó la defensa de sus antiguos habitantes.
Entre las edificaciones más resaltantes al interior de la fortaleza destacan el Torreón, ubicado en el segundo nivel, muy cerca de la zona norte del complejo arquitectónico. Esta construcción, que mide aproximadamente siete metros de alto, es considerada la edificación más alta de Kuélap. Las investigaciones sugieren que habría cumplido una función de defensa al tener una espectacular vista panorámica de la zona, lo que permite estar vigilantes frente a posibles ataques o invasiones.
También sobresale el Tintero, con su característica forma de cono invertido que sugiere un uso ritual que cumplió el cargo de observatorio astronómico. Tiene una altura de 5.5 metros y 13.7 de diámetro. La distribución interna de esta estructura muestra una cámara en forma de botella que, según las investigaciones arqueológicas, ejerció la función de una “chulpa” o mausoleo para en entierro de integrantes de la élite de la civilización chachapoya.
Choquequirao
Este sitio arqueológico inca, considerado “hermano menor” de Machu Picchu por su diseño y características constructivas y cuyo nombre en quechua significa “Cuna de oro”, se ubica a 3,050 metros sobre el nivel del mar en la cordillera de Vilcanota.
Esta ciudadela, a la que se puede acceder por dos rutas desde las regiones de Cusco y Apurímac, se extiende a lo largo de tres cerros y hasta el momento se han identificado 12 sectores. Las investigaciones arqueológicas estiman que aún falta descubrir más edificaciones, dado que solo se ha excavado el 30% de toda su área.
En la urbe destaca el centro ceremonial, que es una gran plataforma a la que se accede atravesando una puerta de doble marco. Asimismo, existen dos plazas principales, templos, fuentes de agua, canales, talleres, almacenes, residencias de élite y otros predios que parecen haber tenido un uso administrativo.
Otra de las estructuras impresionantes de Choquequirao es una enorme escalera que al amanecer del solsticio de verano es iluminada completamente por los rayos del sol.
Si bien todas las edificaciones son de piedra, algunas de ellas estuvieron cubiertas de arcilla tanto al interior como por fuera, por lo que exhiben un color anaranjado claro.
Sacsayhuamán
Otra de las joyas arquitectónicas incas es esta fortaleza ceremonial cuyo nombre en quechua significa “Halcón satisfecho”, ubicada a dos kilómetros al norte de la ciudad de Cusco. Desde esta edificación se tiene una vista panorámica de los alrededores de la Ciudad Imperial.
La construcción de Sacsayhuamán comenzó durante el gobierno del inca Pachacútec, en el siglo XV, y finalizó durante la administración del inca Huayna Cápac, en el siglo XVI. Emplazada sobre una extensión de 3,093 hectáreas, destacan en esta edificación sus enormes muros construidos con enormes rocas de varias toneladas de peso que se engarzan unas a otras con sorprenderte perfección.
El complejo arqueológico, donde sobresalen las tres murallas escalonadas, se divide en sectores conocidos como los Torreones, el Trono del Inca, el Baño del Inca, anfiteatros, entre otros.
En la actualidad, Sacsayhuamán es el escenario principal donde se celebra, cada 24 de junio, el Inti Raymi o Fiesta del Sol, la celebración más importante del calendario festivo cusqueño.
Chan Chan
La ciudad de adobe más grande de América y capital de la civilización Chimú, se ubica en la provincia de Trujillo, en la costa norte de Perú. En 1986 fue declarada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
En el interior del complejo arqueológico, cuya construcción se remonta al año 600 d.C. se aprecian plazas, almacenes, viviendas, talleres, mercados y templos que albergaban a una población que en su máximo esplendor llegó a sumar 20,000 residentes.
En la urbe, que abarca una extensión de 20 kilómetros cuadrados, destacan 10 palacios y conjuntos amurallados, entre los que destaca Nik An, que en lengua chimú significa “Casa del centro”. Esta constituye la mayor ilustración de la importancia del recurso hídrico, particularmente del mar, y del culto que se le rendía en la cultura chimú.
Los altos relieves de las paredes de esa edificación representan peces que avanzan hacia el norte y el sur, lo que puede interpretarse como representativos de las dos corrientes que marcan la costa peruana: la de Humboldt, que es fría y procede del sur; y la de El Niño, que viene del norte y es cálida. También se aprecian figuras de olas marinas, redes de pesca, pelícanos y lobos marinos.
Una característica arquitectónica en Chan Chan es la forma rectangular de sus plazas y predios, dispuestos con orientación norte-sur. El diseño constructivo evidencia un notable grado de planificación en su construcción y los accesos principales están ubicados en dirección norte.
Andina
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