Dirigente de la FPF desde 1990, presidente desde el 2002, el doctor no presenta logros deportivos importantes, pero sí mejoras en la infraestructura y posibilidad de progresos en escenarios de provincias gracias al apoyo de la FIFA
Quienes lo conocen aseguran que Manuel Burga suele estar pendiente de todo lo que se publica sobre él. Si es cierto, entonces seguramente recordará con añoranza los tiempos en que los medios los consideraban un dirigente joven y prometedor. “Aire fresco que en los últimos tiempos llegó al fútbol”, así se lo definió en las páginas de este Diario en 1993. 17 años y un sinnúmero de derrotas se han sucedido desde entonces. Recientes encuestas realizadas por Ipsos Apoyo Opinión y Mercado señalan que el presidente de la FPF es más repudiado por los peruanos que el Poder Judicial. Eso en nuestro país no es poca cosa. Y no se logra de la noche a la mañana.
Hacerlo responsable de todo es un absurdo, pero sí vale la pena señalar que su carrera como dirigente coincide casi exactamente con los años más negros del fútbol peruano. Sus primeras apariciones en el ámbito de FPF ocurrieron en los primeros años de la década del ochenta. Burga, nacido en 1957, no llegaba entonces a los 30 años, pero ya era representante de la Asociación Deportiva de Colegios Religiosos (Adecore) y empezaba a participar en la organización de torneos de menores.
Años después, en un entrevista concedida a El Comercio, se ufanaría de sus logros en el ámbito del deporte escolar. “Formalicé en 1980 una organización que venía trabajando desde 1963”, declaró en esa ocasión. Por esos años,Burga también estudiaba Derecho en la Universidad Federico Villarreal. En 1985 se recibió de bachiller y dos años después obtuvo el título de abogado.
Empezó en ADECORE
A partir de entonces su trayectoria profesional se bifurca en dos caminos. Por un lado, la dirigencia deportiva; por el otro, una carrera de abogado desarrollada básicamente en el sector público. En 1990, con 33 años, Manuel Burga Seoane era gerente de la Región Metropolitana de Fútbol, que agrupaba a los clubes profesionales de la capital. Por su lucha contra la falsificación de entradas y el ‘carrusel’ en los estadios, empezó a hacerse conocido. Luego trabajó en el Congreso, como asesor principal de Roberto Ramírez del Villar, entonces presidente de la Cámara de Diputados. Ese era su empleo el 27 de diciembre de 1991, cuando una resolución del Consejo Nacional del Deporte lo designa presidente de la Federación Peruana de Fútbol.
Fue un presidente sorpresivo y fugaz. Solo duró 35 días en el cargo. Asumió en enero y renunció en los primeros días de febrero, en protesta ante las intromisiones del ministro de Educación, Augusto Antonioli, en asuntos que consideró de exclusiva competencia de las autoridades deportivas.
El delfín de Delfino
Pasada la turbulencia (el sucesor de Burga apenas duró cinco meses), el doctor Manuel Burga Seoane volvió a la FPF. En junio de 1992 Nicolás Delfino asumió la presidencia de la federación y Burga formó parte de su directorio como secretario. Tuvo gran participación en las selecciones de aquel tiempo, como nexo entre la comisión seleccionadora y el directorio de la FPF y forjó una buena amistad con Juan Carlos Oblitas, quien llegó a sugerir en una ocasión que Delfino debería dejar su cargo y permitir que Burga encabezara las reformas que urgentemente necesitaba el fútbol peruano. Burga fue, también, uno de los impulsores más entusiastas del fútbol femenino. En 1996 presidió la comisión de la FPF a cargo de este tema.
En 1998 Delfino fue reelegido y Burga subió de categoría en el directorio, a vicepresidente. También siguió progresando como abogado. Entre 1999 y el 2000 fue asesor jurídico y secretario general en los ministerios de Transportes y de Industria. En el 2001 formó parte del directorio de Serpost y luego fue incorporado al gabinete de asesores del Ministerio de Economía y Finanzas, donde, según se lee en su currículo, estuvo a cargo de “elaborar las normas legales que permitan la inversión”.
En el 2002, el Fondo Nacional de Financiamiento de la Actividad Empresarial del Estado (Fonafe) designó a Manuel Burga miembro de la junta liquidadora de la compañía de seguros Popular y Porvenir y en el 2004 se integró, como representante del MEF, al consejo directivo de la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (Sunass). Hasta la actualidad se mantiene en ambos cargos. Según la página web del Fonafe, su sueldo como miembro de la junta liquidadora de Popular y Porvenir asciende a 8.000 soles mensuales. En Sunass cobra dieta: 1.500 soles por sesión, con un máximo de dos sesiones por mes.
Viajes
Por su cargo en la FPF no cobra sueldo, pero sí se beneficia con frecuentes invitaciones al extranjero de parte de la FIFA y la Confederación Sudamericana de Fútbol, con todos los gastos pagados y generosos viáticos.
Por su cargo en la FPF no cobra sueldo, pero sí se beneficia con frecuentes invitaciones al extranjero de parte de la FIFA y la Confederación Sudamericana de Fútbol, con todos los gastos pagados y generosos viáticos.
Un dato que pocos recuerdan es que Burga también tuvo ambiciones políticas. En 1995 integró la lista parlamentaria de Renovación, con el número 96. No tuvo suerte. La vena política es algo que lleva en la sangre, pues es sobrino nieto de Manuel ‘El Cachorro’ Seoane, uno de los fundadores del Partido Aprista.
En el 2002 sucedió lo que estaba previsto. Nicolás Delfino no se presentó a una nueva reelección y cedió su lugar a Burga, con Francisco Lombardi como vicepresidente. Las elecciones fueron un mero formalismo: solo se presentó una lista. Alfredo Deza amagó con presentarse, pero al final no lo hizo. En el 2007 venció a Federico Cúneo y ayer a Alberto Tejada. Lo curioso es que, pese al aumento en el rechazo que genera, el ex juez logró un voto menos que Cúneo hace tres años. En estos años Burga también ha ganado protagonismo dentro de FIFA, lo que ha llevado a más de un personaje de su entorno a pensar que ambiciona un cargo más importante en el futuro. De hecho, su gestión ayudó a que Perú fuera local en el Mundial sub 17 del 2005.
Quién sabe, a lo mejor el futuro de Manuel Francisco Burga Seoane está en la FIFA o en la Conmebol. Él mismo ha comentado en reuniones informales que esa idea le interesa. Si las encuestas son certeras, el 92% de los peruanos no quería que postulara. No les hizo caso.
Fuente: El Comercio
Jaime Cordero
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