- Artista interpretó piezas de ópera, huaynos, valses y boleros
Tenor Juan Diego Flórez encandiló al público en concierto en el Jockey Club. Foto: ANDINA/Vidal Tarqui |
Lima, abr. 11 (ANDINA).
Las primeras notas de la Traviata de Guisseppe Verdi salieron de su
garganta e inundaron el escenario estremeciendo al público. Era la noche
de Juan Diego Flórez en Lima, el extraordinario tenor peruano que
demostró una vez más, porque es considerado una de las voces más
hermosas del mundo.
El concierto en el Jockey Club se inició con la obertura de Verdi
“Nabucco” a cargo de la Orquesta Sinfónica Juvenil del Perú, dirigida
por Espartaco Lavalle, que además interpretó “La boda de Luis” de
Alonso G. Giménez y “El oboe de Gabriel” de Ennio Morricone.
Hombre de pocas palabras pero de mucha música, el artista deleitó con
verdaderas joyas musicales como “Amapola” de José Calle y con una
extraordinaria versión de “Granada”, la tierra soñada de Agustín Lara.
El invitado de Juan Diego fue esta vez el actor Marco Zunino, quien
acaba de cosechar un gran éxito en Broadway como parte del elenco de
“Chicago”.
Precisamente de ese musical, Zunino interpretó “All I care about is
love” (Todo lo que importa es el amor) y luego hizo un audaz dueto con
el tenor en la canciones “New York, New York” y Volaré de Doménico
Modugno.
Zunino contó que John Kander, el autor de los musicales “Chicago”
“Cabaret” y “New York, New York”, se emocionó cuando supo que el gran
tenor peruano, de quien admirador, interpretaría su tema y por esa razón
le hizo un arreglo especial.
Un pequeño incidente interrumpió el concierto cuando Juan Diego
entonaba Be my love. El monitor que le sirve de apoyo se apagó y el
artista detuvo su interpretación, pidió disculpas y comenzó nuevamente
el tema.
La comprensión del público ante el contratiempo se tradujo en un
estruendoso aplauso “porque sencillamente al divo se le perdona todo”.
Impecablemente vestido de smoking, Flórez dio muestras de su
versatilidad al regalarle al publico temas tan variados como un popurrí
de huaynos como “Ojos Azules” y “Valicha”, una seguidilla de valses como
“Bouquet”, “Embrujo” y “Viva el Perú y Sereno”.
También “Odiame”, “Regresa” y la “La Flor de la Canela”, vals
emblemático de la inolvidable Chabuca Granda, compositora de la cual su
padre, Rubén Flórez, fue uno de sus principales intérpretes.
Vino luego “O sole mio”, famosísima canción napolitana de la
creación de Giovanni Capurro y Eduardo di Capua y luego “La donna e
Mobile”, un aria de la ópera Rigoletto de Verdi, en la que Flórez sacó a
relucir toda la potencia de su voz, provocando múltiples expresiones
de admiración entre el extasiado público.
Solo una vez el tenor
le habló al público para agradecerle su presencia y explicarle que de
esa manera estaba apoyando la labor de la fundación que preside
“Sinfonía por el Perú” de hacer realidad los sueños de muchos niños
peruanos, sobre todo de los más pobres, a través de la música.
“Nuestros niños tienen derecho a la alegría”, remarcó el afamado artista.
El espectáculo incluyó también temas románticos como “La Barca” del
mexicano Roberto Cantoral, “Solamente una vez” de Agustín Lara, “Se me
olvidó otra vez” de Juan Gabriel y los temas del folclore mexicano “Ay
Jalisco” y venezolano “Alma llanera”.
Como toda fiesta que se
precie de tal, el final fue con huaynitos. Flórez repitió su aplaudido
popurrí de música andina y una vez más el público peruano, orgulloso de
saberse compatriota de este enorme artista, lo premió con una ovación.
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